¡VIVIR PARA CONTARLO!, Rayma Suprani

¡VIVIR PARA CONTARLO!, Rayma Suprani

La exposición Vivir para contarlo de la humorista gráfica y comunicadora social venezolana Rayma Suprani (Caracas, 1969) reúne alrededor de 50 dibujos en tinta, acuarela y grafito sobre papel, realizados a propósito de la Pandemia del Covic-19.

La muestra, organizada por Bag Online Art Gallery y curada por Félix Suazo, está centrada en el concepto de renovación, asumiendo el humor como elemento transformador. A partir de allí, la autora explora los cambios y desafíos que se han operado en los hábitos y creencias de millones de personas en el planeta desde la aparición del virus SARS-CoV-2.

Los trabajos enfocan distintas facetas de la crisis sanitaria, incluyendo la cuarentena, el distanciamiento social, las disposiciones sanitarias, los adminículos profilácticos, la inmunización, las alteraciones de la convivencia, la cotidianeidad y las nuevas rutinas.

Concebida desde la empatía, la exposición recorre una amplia gama de emociones como la incertidumbre, el miedo y la esperanza. En cada caso, prevalece el humor balanceado e inspirador, que no sólo alivia las tensiones sino que también ayuda a confrontar la crudeza de los hechos.

Frente a la gravedad de las situaciones planteadas, Rayma propone una “terapia de humor”, en dosis ilimitadas y de libre prescipción.

Rayma Suprani. Vivir para contarlo

Por Félix Suazo

Humor y rigor

“El humor todo lo transforma”. Eso me dijo la humorista gráfica y comunicadora social venezolana Rayma Suprani durante los preparativos de su exposición Vivir para contarlo, organizada por Bag Online Art Gallery. Nada me pareció más acertado que esta afirmación para describir su proceso de trabajo, especialmente cuando aborda temas de extrema sensibilidad emocional, social y política.

Para Rayma el humor, la crítica y el rigor gráfico van de la mano sin importar las consecuencias. Sus ilustraciones, viñetas y caricaturas remiten a cuestiones muy delicadas y urgentes como el autoritarismo, la violencia, la emigración y los derechos de las mujeres. Pero también le interesan asuntos más livianos y volátiles, relacionados con la casa, el trabajo, los amigos, la familia, el arte y la convivencia. Inmersa en la vertiginosidad de los acontecimientos, su obra es un termómetro que registra las expectativas cotidianas, los estados de ánimo y las corrientes de opinión.

Sus dibujos combinan con destreza los principales atributos del humorismo gráfico, destacando la simplificación de rasgos corporales y expresivos, la caracterización de actitudes, la claridad comunicativa y la síntesis conceptual. Partiendo de esas herramientas, Rayma ha desarrollado una iconografía extensa y diáfana, a través de la cual recrea situaciones e ideas específicas. Allí los personajes, objetos y escenas pueden estar acompañadas con frases cortas e ingeniosas o presentarse “sin palabras”. Sin embargo, no siempre hay una correspondencia racional entre los textos, las imágenes y la realidad referida, lo cual genera incongruencias lógicas y asociaciones inesperadas que conducen al humor.

Tiempos dificiles

Desde 2019 el Sars-Cov-2 asedia a la humanidad. En agosto de 2021 más de 200 millones de personas se habían contagiado y más de 4 millones fallecieron por su causa. Convivir con un virus letal ha cambiado nuestras vidas, pero también nos ha hecho más conscientes. La cuarentena nos ha obligado a encerrarnos pero nos ha concedido más tiempo. El “distanciamiento social” nos ha privado del contacto físico (besos, abrazos, estrechones de manos) pero ha reforzado los vínculos afectivos. Muchos perdieron sus antiguos empleos pero han iniciado nuevos emprendimientos más acordes a su vocación. El hogar de antes, dejó de ser un lugar de sosiego para transformarse en refugio, oficina, gimnasio y salón de clases.

Nadie sabe bien si el origen de la pandemia se debe a un castigo divino, un accidente de laboratorio, un complot o a una sopa de muerciélagos. Lo cierto es que todo se descarriló: las esposas se sorprendieron de tener a sus maridos todo el tiempo en la casa, las monjas se dieron cuenta de que había que cambiar de “hábitos”, la máscarilla se convirtió en un signo de evolución, la “distancia social” se volvió un asunto de “salud pública”, el ocio anhelado se transformó en penitencia forzada y la “normalidad” terminó siendo una utopía.

Los dibujos de Rayma recrean ese conglomerado de paradojas que enfrenta la humanidad desde la aparición Covid-19 y que, en medio del drama, generan situaciones divertidas y hasta hilarantes. Aunque el asunto es serio, el humor puede ser un complemento saludable para no sucumbir en los momentos de crisis, pues ayuda a aceptar los hechos tal como vienen.

Regeneración

La exposición Vivir para contarlo está centrada en el concepto de renovación, idea patente en el mito griego del ave que resurge de sus cenizas. El cambio es una condición permanente para la vida, incluso cuando supone circunstancias dramáticas (como las generadas por la pandemia). Aceptar ese hecho exige una conducta mental flexible, en cuyo ámbito el humor puede tener un papel regenerador.

La muestra reúne alrededor de 50 dibujos en tinta, acuarela y grafito sobre papel, realizados a propósito de la pandemia del Covic-19. A partir de un lenguaje donde prevalece el humor como elemento transformador, los trabajos enfocan distintas facetas de la crisis sanitaria desde el punto de vista social, geopolítico, espiritual y emocional. Desde su óptica, Rayma explora los cambios y desafíos que se han operado en las creencias y modos de vida de millones de personas en el planeta.

Concebida desde la empatía, la exposición recorre una amplia gama de emociones como la incertidumbre, la depresión, el miedo y la esperanza. En cada caso, predomina el humor balanceado e inspirador al que concurren toda clase de personajes: deidades milenarias, superhéroes, iconos de la historia del arte y la literatura, amas de casa, monjas, mascotas, enamorados, mesoneros, enfermeras y doctores. Cada uno de ellos está enfrascado en las peripecias de sobrevivir a la pandemia.

Así las cosas, Superman y Darth Vader se someten al diagnóstico de hisopos. Drácula y Batman baten su alas de muerciélago. El irascible Hulk se transforma en una bomba tóxica. Pinocho no puede contener su nariz bajo la mascarilla. La enigmática Gioconda y las trágicas mujeres del Guernica se vacunan junto a otras figuras de la pintura mundial. La Primavera de Botticelli resurge en su concha de espumas mientras el Arca de Noé se prepara para evacuar sobrevivientes. La gran ola de Hokusai anuncia la próxima marejada viral, Dios ausculta la bola del destino y Darwin medita sobre la evolución de las especies. Los laboratorios corren apresuradamente para encontrar una vacuna y el Globo terráqueo hace malabares para sostenerse en la cuerda floja.

También hay personajes de la vida cotidiana, semejantes a cualquiera de nosotros, que tratan de lidiar con la llamada “nueva normalidad”. La madre que celebra el vocabulario adquirido por su hijo en la pandemia, el desempleado que se enorgullese de su nuevo emprendimiento como peluquero, la muchacha que no sabe si pasará sus vacaciones en el balcón o en la sala y la chica coqueta que intenta aclarar sus interrogantes con un secador de cabello.
En definitiva, la exposición Vivir para contarlo recrea todo tipo de escenas sobre la subsistencia en pandemia. También incluye humor en dosis suficientes como para celebrar la vida sin olvidar que estamos lidiando con una amenaza funesta. Lo importante es encarar la adversidad y restablecer la confianza en un porvenir no excento de humor y peligros.

Agosto de 2021